Los toros navarros eran brevilíeos (pequeños) con predominio del tercio anterior
(aleonados), en general armónicos y bonitos.
La cabeza era pequeña, con el perfil cefálico subcóncavo, de
morro ancho (chato) y ojos grandes y saltones, con frecuencia carifoscos y
astracanados. Las encornaduras eran de poca longitud astifinas, predominando los veletos,
cornipasos y conivueltos. El cuello, relativamente corto y ancho, con el
morrillo bien desarrollado pero no excesivo, la papada reducida y con mayor
desarrollo del tercio anterior (aleonados). La grupa era reducida y poco
desarrollada. Las extremidades, cortas y fuertes, con pezuñas pequeñas.
Estas líneas han sido extraídas del libro “El Toro de Lidia,
Encastes y Ganaderías” de su capítulo “Castas Fundacionales y Encastes del Toro
de Lidia” en el apartado sobre la Casta
Navarra.
Mientras que en la explicación sobre otros encastes el libro
habla en presente, en el apartado de la Casta Navarra lo hace en
pasado. Lo cierto es que poco queda y aun menos puro.
En los montes de la
Vall de Uxó (Castellón) se crían esos animales de los que
habla el libro.
“Una imagen vale más que mil palabras”.
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